Cuando trabajamos con un ordenador autónomo, todas las peticiones de servicios se realizan dentro del equipo, sin embargo, en un ordenador conectado a una red se requiere de un sistema que permita cursar órdenes y peticiones al exterior. El equipo ya no cursa órdenes a un único procesador, sino que lo puede realizar a todos aquellos que se encuentren en la red.
El sistema operativo debe emplear una aplicación (“shell”) que se encargue de controlar las peticiones que realiza el equipo identificado como cliente y redirigirlas al equipo que dispone de dicho recurso dentro de la red de redirigir las peticiones. Estas aplicaciones son conocidas como redirectores y son distintas en función del tipo de red en el que nos encontremos.
Además, estas aplicaciones, puede crear referencias de elementos externos al PC asignándole objetos internos. Por ejemplo, una carpeta compartida de un PC en la red puede recibir la asignación de una letra de unidad de red, o la petición de impresión a un puerto del equipo puede ser dirigida a una impresora compartida por otro equipo.
Elementos característicos de los sistemas operativos.
Además de por su arquitectura, Los distintos sistemas operativos se diferencian por las soluciones que aportan a los requisitos de funcionamiento de un PC y de una red. Tal como hemos indicado, el sistema operativo se encarga de enlazar las aplicaciones con los dispositivos de hardware, por lo que deberá controlar elementos de ambas subestructuras.
• Sistemas de archivos. La forma de almacenar y localizar los ficheros en un disco duro es uno de los primeros problemas a resolver. Cada sistema operativo aporta una solución; así, Novell emplea el sistema DET o Windows 2000 NTFS. Además, cada sistema de almacenamiento supone la toma de decisiones sobre cómo se van a particionar las unidades de disco y cuáles van a ser los tamaños de las unidades mínimas de almacenamiento.
• Servicios de directorio. Base de datos centralizada de los recursos de la red. Cuando, en un principio existía un único servidor, y las redes no tenían un gran tamaño, la ubicación de los distintos objetos de la red y su administración era sencilla. Sin embargo, según fueron creciendo las redes y aumentando el número de servidores este problema se agravó. Era necesario crear una base de datos que recogiera y centralizara toda la información. Los servicios de directorio como el NDS de Novell o el Active Directory de Windows son dos soluciones distintas a este mismo problema.
• Seguridad de los servicios. Otra tarea de los sistemas operativos es proporcionar seguridad para, por un lado administrar los servicios de directorio y, por otro para el servicio propiamente dicho. En muchos casos conviene que la base de datos esté repartida por varios servidores (aunque disponga de un único acceso), esta distribución permite que los datos almacenados se encuentren próximos a los elementos a los que hacen referencia, sin embargo, al estar la Base de datos repartida, es necesario establecer estrategias que coordinen las actualizaciones de datos, los accesos y las copias de seguridad.
• Organización de la red. Los distintos objetos que configuran una red se pueden agrupar en dominios o grupos de trabajo. La principal diferencia entre ambos es que el control de acceso sea centralizado o local. Los sistemas operativos pueden implementar una o ambas de estas estructuras posibilitando así la creación de distintos tipos de redes.
• Protocolos de comunicación. Protocolos nativos que emplean los sistemas operativos para la comunicación en la red.
Cuando procedamos a analizar cada uno de los sistemas operativos, centraremos nuestro estudio en estos aspectos.
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